viernes, 16 de julio de 2010

Oaxaca ocupa el tercer lugar nacional con mayor superficie arbolada. JULIO MES DEL BOSQUE


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Oaxaca ocupa el tercer lugar nacional con mayor superficie arbolada. JULIO MES DEL BOSQUE

Los bosques y selvas se están perdiendo a una velocidad alarmante. De acuerdo con los resultados preliminares del Inventario Nacional Forestal 2000, la situación del país es crítica. Cada año se deforestan 600 mil hectáreas anuales. Si la tasa de deforestación continúa al ritmo actual, en 127 años México podría quedarse sin bosques. Como resultado, una gran cantidad de especies está en peligro de extinción y muchas más están siendo extirpadas localmente

Oaxaca, Méx. 16 Julio 2010.- De acuerdo al Decreto Presidencial publicado el 1 de julio de 1959 en el Diario Oficial de la Federación, se estableció que todo el mes de julio se celebraría el mes del bosque, ya que en este periodo del año es cuando se intensifican las lluvias en la mayor parte del país y la humedad del suelo permite acciones de reforestación.

Sin duda otro factor que determinó esta celebración es la gran diversidad de bosques y selvas que cubren 64.5 millones de hectáreas en México, representando el 33% del territorio nacional. Por su parte el Inventario Nacional Forestal (INF) de 1994 indica que Oaxaca ocupa el tercer lugar nacional con mayor superficie arbolada, totalizando 5 millones 105 mil 020 hectáreas de bosques y selvas, presentando una gran variedad de ecosistemas.

Estos bosques tienen un alto valor de biodiversidad, producen numerosos beneficios económicos, sociales, ambientales y son críticos para el bienestar de muchas comunidades, depositarias de conocimientos ancestrales sobre sus recursos naturales.

Oaxaca cuenta prácticamente con todos los ecosistemas conocidos considerándose así como el estado con mayor biodiversidad del país. Paradójicamente, registra los más altos índices de pobreza, analfabetismo, insalubridad, desnutrición, pérdida de recursos naturales y un acelerado deterioro ambiental (CONAPO, 2005).

El bosque da testimonio de la evolución climática y florística, y del uso que los hombres hemos hecho del mundo en el que vivimos, es un sistema vivo y como tal se deja moldear por los cambios que ocurren en la naturaleza o que el hombre provoca.

Los bosques cumplen importantes funciones ecológicas entre las que cabe destacar la regulación del agua, las masas forestales retienen el agua de lluvia, así facilitan que se infiltre al subsuelo y se recarguen los acuíferos. Asimismo disminuyen la erosión al reducir la velocidad del agua y sujetar la tierra, reducen el riesgo de inundaciones, tanto por la retención de agua que hacen como al impedir el arrastre de sedimentos que aumentan el volumen de las avenidas de agua y las hacen más peligrosas.

Influyen en el clima, ya que en las zonas continentales más del 50% de la humedad del aire está ocasionada por el agua bombeada por las raíces y transpirada por las hojas de la vegetación. Cuando se talan los bosques o selvas de áreas extensas el clima se hace más seco.

Asimismo son reservas de gran número de especies, los bosque naturales ofrecen multitud de hábitats distintos por lo que en ellos se puede encontrar una gran variedad de especies de todo tipo de seres vivos. Por eso se dice que son las principales reservas de biodiversidad, ya que dan sustento a infinidad de ciclos de vida y a intrincadas cadenas ecológicas.

Realizan una acción depuradora al retener y filtrar distintos contaminantes de la atmósfera y el agua, contribuyen en la mitigación de ruidos y la agitación que generamos en nuestra civilización,

Sin embargo, los bosques y selvas se están perdiendo a una velocidad alarmante. De acuerdo con los resultados preliminares del Inventario Nacional Forestal 2000, la situación del país es crítica. Cada año se deforestan 600 mil hectáreas anuales. Si la tasa de deforestación continúa al ritmo actual, en 127 años México podría quedarse sin bosques. Como resultado, una gran cantidad de especies está en peligro de extinción y muchas más están siendo extirpadas localmente.

¿Por qué necesitamos conservar los bosques? Parece ser una pregunta retórica, pero más allá del valor y la belleza intrínseca del paisaje y la vida silvestre; más allá de los usos reales y potenciales de las millones de especies que integran la biota que los habita, más allá de la provisión de materias primas y servicios ecológicos que brindan los bosques para los procesos productivos de nuestras economías, es necesario protegerlos porque los bosques posibilitan a que el mundo sea habitable y placentero para la especie humana.

Las acciones directas que provocan la destrucción y degradación de los bosques y selvas son:

Conversión a agricultura, ranchos ganaderos, incendios y proyectos de infraestructura (pérdida de hábitat y fragmentación).

Tala inmoderada e ilegal, cacería y comercio ilegal de fauna (sobreexplotación)

Plagas

Contaminación de aire y de agua

Si bien estas acciones las vemos directamente, las causas subyacentes de la pérdida de ecosistemas forestales son sociales, económicas y políticas. Las consecuencias de la merma y degradación de los bosques son:

Pérdida de biodiversidad única

Daño a ecosistemas de agua dulce y a los procesos hidrológicos

Reducción de servicios ambientales

Desertificación

Migración

Mantenimiento del ciclo de pobreza

Considerando el actual proceso de fragmentación de los territorios forestales y la crisis por la que atraviesa el sector, es fundamental dar prioridad a todas aquellas actividades que impulsen el manejo sustentable de los bosques naturales.

Además, se requiere generar conocimientos científicos necesarios para identificar el potencial natural de los ecosistemas; añadir valor intelectual a los procesos de producción y administración de tecnología; orientar al sector productivo hacía procesos sustentables, así como fundamentar la toma de decisiones y las acciones que permitan acceder a un desarrollo socio-económico compatible con la preservación y conservación de los recursos naturales.

En Oaxaca, se están realizando importantes esfuerzos para la regeneración y conservación de los bosques, desde el pago de servicios ambientales, que consiste en dar un incentivo económico por la conservación del bosque, hasta la instalación de viveros tecnificados, no sólo de especies de Pino, sino también de especies tropicales, con las cuales se están repoblando áreas afectadas con material genético de cada región, esto último gracias al banco de germoplasma y su programa de colecta de material nativo.

FUENTE: COMUNICADO IEEO

PROPUESTA OAXACA

‘UN ÍCONO DE INFORMACIÓN’

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